El Papa regresa al Vaticano después de su viaje a Asia y reza a la Virgen María.

El avión que trajo al Papa de vuelta a Italia aterrizó alrededor de las 4:00 de la tarde en el Aeropuerto romano de Fiumicino. Así concluyó el 32° Viaje Apostólico a Tailandia y Japón iniciado el 19 de noviembre pasado.


Ciudad del Vaticano.

Después de más de 12 horas de vuelo, el Boing 787 de la compañía japonesa ANA, que partió de Tokio cuando en la noche italiana eran las 3:43 de la madrugada, con a bordo el Papa Francisco, el séquito y los periodistas, aterrizó en el Aeropuerto romano de Fiumicino antes de lo esperado, alrededor de las 4:16 de la tarde.

Se concluye así el 32º Viaje Apostólico que por cuarta vez – después de Corea (2014), Sri Lanka y Filipinas (2015) y Myanmar y Bangladesh (2017) – llevó al Pontífice a Asia, primero a Tailandia y luego a Japón, siguiendo los pasos de su amado predecesor, San Juan Pablo II. Las jornadas han sido intensas desde el pasado martes 19 de noviembre, días de encuentros, ceremonias, celebraciones y fuertes testimonios en tres líneas, el apoyo y aliento a la “pequeña grey” de católicos minoritarios de ambos países, el aliento al encuentro y al diálogo con otras religiones, la promoción de la paz y defensa de la vida en su conjunto, tema este último que tuvo sus momentos más emotivos en los encuentros con los supervivientes de las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki y del triple desastre que se produjo en 2011 en Fukushima.

Tailandia y Japón, países de raíces cristianas seculares que han mostrado al Papa la alegría de la fe y la voluntad de continuar en el camino misionero y evangelizador de los muchos mártires y testigos que han hecho su historia. Emblemáticos en este sentido fueron los lemas que acompañaron estos días de Viaje: “Discípulos de Cristo, discípulos misioneros” – lema de la etapa tailandesa – en memoria de los 350 años de la fundación del Vicariato Apostólico de Siam en 1669 y “Proteger toda vida”, lema de las etapas en Japón, donde quedan grabadas las fuertes palabras del Pontífice que definió que “el uso y la posesión de las armas nucleares es inmoral”.


Saludos del Papa en el viaje de regreso.

Partiendo de Japón, el pensamiento del Pontífice en el primer telegrama de sobrevuelo fue para Su Majestad Imperial Naruhito, a quien renovó su profundo agradecimiento el mismo que extendió a toda la familia imperial y al pueblo japonés, por su cálida bienvenida y generosa hospitalidad y les aseguró todas sus oraciones e invocó abundantes bendiciones divinas sobre todos.

Saludos y bendiciones que el Papa extendió a los demás países sobrevolados y a las respectivas Autoridades de Rusia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Austria, Eslovenia, Croacia e Italia, deseando paz, prosperidad y alegría. En particular al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, Francisco reiteró que el viaje que acaba de concluir es una oportunidad para “alentar el compromiso de los creyentes en la construcción de un país acogedor y pacífico”, acompañando este pensamiento al deseo para el amado pueblo italiano de progreso espiritual, civil y social.


La oración en Santa María La Mayor.

Como de costumbre, a su regreso de su Viaje a Tailandia y Japón y antes de regresar al Vaticano, el Papa se dirigió a la Basílica de Santa María La Mayor para rezar ante el icono mariano de la Salus populi romani. Así lo informó en un tweet la Oficina de Prensa del Vaticano. Es una oración silenciosa que el Pontífice hace antes y después de cada Viaje, renovando una tradición querida por los jesuitas y los pontífices.


Fuente: Vatican News.