“La cultura del encuentro es posible con pequeños pasos”. De esta manera, el Papa Francisco tendía la mano al patriarca supremo budista, Somdet Phra Ariyavongsagatanana IX, durante su visita al templo Wat Ratchabophit Sathit Maha Simaram. Este encuentro se enmarca en la primera jornada de agenda pública del Papa en Bangkok, dentro de su viaje apostólico a Tailandia y Japón.
“Cuando tenemos la oportunidad de reconocernos y valorarnos, incluso desde nuestras diferencias, ofrecemos al mundo una palabra de esperanza capaz de animar y sostener a los que resultan siempre más perjudicados por la división”, aseveró el Papa en una intervención en castellano -idioma elegido por él para este viaje-, en la que no dudó en presentar a las religiones como “faros de esperanza, en cuanto promotoras y garantes de fraternidad”.
Fraternidad por la paz.
Del encuentro privado que mantuvieron ambos líderes religiosos, ha trascendido que el eje de la conversación fue “la fraternidad entre las dos religiones para promover la paz”. De hecho, en el intercambio de regalos, el Papa regaló al monje budista un ejemplar del Documento de la Fraternidad de Abu Dabi. Al finalizar el encuentro, antes del saludo de las delegaciones católica y budista, el Papa y el patriarca supremo intercambiaron bendiciones mutuas. Francisco también pudo saludar a los 35 monjes que habitan en el monasterio.
La alocución pública del Papa quiso poner de manifiesto el “camino de valoración y reconocimiento mutuo comenzado por nuestros predecesores”. “Sobre sus huellas quisiera inscribir esta visita, para acrecentar no solo el respeto, sino la amistad entre nuestras comunidades”, subrayó el máximo representante de la Iglesia católica, rememorando la audiencia de Pablo VI al patriarca Somdej Phra Wanarat. “Representó un hito muy importante en el desarrollo del diálogo entre nuestras dos tradiciones religiosas”, comentó, para enfatizar la visita realizada por Juan Pablo II al mismo templo.
Contemplación y misericordia.
El Papa remarcó cómo se trata de un “camino de mutua confianza y fraternidad”, que pasa desde la Iglesia “por el fortalecimiento del diálogo abierto y respetuoso al servicio de la paz y del bienestar de este pueblo”. Así, defendió valores compartidos como “la contemplación, la misericordia y el discernimiento” para “crecer en el ejercicio de buena ‘vecindad’”.
Son estos los ejes que, para Francisco, permitirá a los creyentes de ambas confesiones promover “iniciativas concretas en el camino de la fraternidad, especialmente con los más pobres, y en referencia a nuestra tan maltratada casa común”.
Libertad religiosa.
En este sentido, agradeció cómo los católicos disfrutan hoy “de la libertad en la práctica religiosa y durante muchos años han vivido en armonía con sus hermanos y hermanas budistas”.
Francisco presentó a Tailandia como “el pueblo de la sonrisa”, tras poner en valor la aportación del budismo al país, en tanto que ha promovido “un estilo de vida sobrio basado en la contemplación, el desapego, el trabajo duro y la disciplina”.
Fuente: Vida Nueva Digital.