Obra Misional Pontificia de San Pedro Apóstol

Obra de San Pedro Apóstol

La historia de las Obras Misionales muestra cómo el apoyo a las misiones proviene del pueblo de Dios y cómo Dios se sirve de lo débil para confundir a los fuertes (1 Cor 1, 27-29). 

La Obra de San Pedro Apóstol (POSPA) fue creada para apoyar al clero indígena.

Desde el siglo XVI al XIX, la Santa Sede llamó repetidamente la atención sobre la cuestión del clero indígena. Los misioneros en todos los países estaban convencidos de que su acción quedaría incompleta si no alcanzaba la creación de un clero local, pero la realización de esta aspiración siempre chocaba con diversos impedimentos y dificultades. Sobre todo, este deseo de los misioneros era sofocado de raíz debido a la falta de recursos tanto para la creación de seminarios como para la formación de los seminaristas. Para encontrar una solución a ello, los misioneros dirigían llamamientos angustiados a sus benefactores en Europa.

Todo comenzó en las dos últimas décadas del siglo XIX, cuando monseñor Julios-Alphonse Cousin, de las Misiones Extranjeras de París, Vicario apostólico del sur de Japón desde 1855, luego obispo de Nagasaki desde 1891, a pesar de su convicción de la necesidad de disponer de sacerdotes japoneses para reconstruir la Iglesia local, se vio obligado, por falta de recursos, a rechazar con gran dolor y enviar de regreso a sus casas a jóvenes que tenían claros signos de vocación sacerdotal. Gracias a la indicación de una benefactora, se dirigió a la Sra. Bigard a través de una carta escrita el 1 de junio de 1889, este será el punto de partida para la fundación de la Obra de San Pedro Apóstol.

Misión

La Obra de San Pedro Apóstol promueve, en las comunidades cristianas, la conciencia de la necesidad de desarrollar el clero local y la vida consagrada en las iglesias misioneras de reciente fundación.

Anima y coordina la colaboración misionera en todas las Iglesias locales, a través del ofrecimiento de la oración, el sacrificio y la limosna, para sostener la formación de los futuros sacerdotes y religiosos/as de las Iglesias jóvenes, y la preparación necesaria de sus formadores.

Recauda y distribuye ayudas económicas para apoyar a los seminarios y noviciados, en colaboración con las comunidades cristianas locales y bajo la guía de sus pastores.

La colaboración económica de la Obra de San Pedro Apóstol se realiza a través de los Subsidios Ordinarios para el mantenimiento de seminaristas, novicios y novicias; los subsidios extraordinarios para la construcción de nuevos seminarios, para los proyectos de rehabilitación y autofinanciación de los ya existentes; las “Intenciones de la Santa Misa” para sostener a los formadores y las becas para futuros formadores. En esta colaboración, el objetivo final de la POSPA, como el de todas las demás Obras Pontificias, sigue siendo la expansión del Evangelio y el progreso del Reino de Dios.

Jeanne Bigard

Nació en Normandía en una familia acomodada el 8 de diciembre de 1859. Su formación y su personalidad se deben en gran medida a su madre Stéphanie quién le transmitió un vivo interés por la vida espiritual y compartió con ella todos sus compromisos y sacrificios. Jeanne desarrolló un profundo interés por los obreros del Evangelio. Con su madre, comenzó a trabajar para las misiones. Fueron conducidas a ello gracias a la Obra Apostólica, fundada en 1835 por Marie Du Chesne, que tenía como finalidad esencial la preparación de objetos de culto y de equipamiento personal para los misioneros. Colaborando en la misión junto con esta obra, las Bigards tuvieron la oportunidad de escribir directamente a los misioneros y enviarles las labores realizadas con sus manos además de sus ofrendas. Las necesidades de los sacerdotes, los misioneros y del clero indígena tocaban cada vez más sus corazones impulsando su dedicación en la preparación de lo necesario para el ministerio sacerdotal, especialmente para el culto.