Obra Misional Pontificia de la Propagación de la Fe

Obra de la Propagación de la Fe

En la Francia del siglo XIII, la Iglesia emergió de la grave persecución de la Revolución Francesa. Durante el período napoleónico (1804-1815), las Missions Etrangères de Paris (MEP) solo pudieron enviar a Extremo Oriente dos misioneros. Fue en estas circunstancias que el carisma del Espíritu se posó sobre una joven mujer de Lyon, Pauline Marie Jaricot, que, tras una vida acomodada, redescubrió la autenticidad de la fe en Cristo y se dedicó a ella con toda su alma. En 1816 Pauline hizo voto de castidad, haciendo de la devoción a la Eucaristía y la reparación de las ofensas dirigidas al Sagrado Corazón de Jesús, las motivaciones para su vida.

A su alrededor, se reunieron algunas chicas trabajadoras, provenientes de las fábricas de familia y formaron una Asociación Espiritual llamada las «Reparadoras». Así nació una acción de grupo con 10 personas, cada una de las cuales se comprometía a encontrar otras diez personas más que rezasen y donasen un centavo semanalmente para las Misiones. La idea encendió muchos corazones y el proyecto se propagó como la pólvora: así es como la «Asociación de Propagación de la Fe» fue fundada oficialmente el 3 de mayo de 1822.

Como confirmación de su espíritu misionero y de servicio a la Iglesia universal, el 3 de mayo de 1922 Pío XI, con el Motu Proprio Romanorum Pontificum, declaró la Obra de la Propagación de la Fe «Pontificia» (POPF).

Misión

La Obra de Propagación de la Fe tiene como objetivo abrir el corazón de todo creyente a la inmensidad del horizonte misionero, mediante el apoyo espiritual y material al anuncio del Reino de Dios.

Mediante un compromiso constante y enérgico con la formación y animación misionera, promueve:

la espiritualidad misionera que a través de la oración y el sacrificio contribuye a reavivar el ardor misionero de las comunidades cristianas y de los fieles de forma individual, mediante la meditación de la Palabra de Dios, la Adoración Eucarística y el Rosario misionero.

La solidaridad universal a través de la contribución al Fondo Universal de Solidaridad para la Evangelización del mundo, especialmente en la Jornada Mundial de las Misiones que se celebra el penúltimo domingo de octubre, evento de participación del pueblo de Dios en la catolicidad de la Iglesia.

El Secretariado Internacional de la POPF tiene la tarea de instar a las Iglesias locales a abrirse a la cooperación misionera universal y de distribuir, en nombre del Papa, lo que se recoja en todo el mundo durante la Jornada Mundial de las Misiones, destacando en este gesto lo dictado por el Concilio Vaticano II, que exhorta a todo creyente a entrar personalmente en el dinamismo misionero de toda la Iglesia.

Pauline Marine Jaricot

Nació en Lyon el 22 de julio de 1799; donde vivió una infancia feliz, en una familia adinerada.

Durante la adolescencia disfrutó de la abundancia de dinero, enorgulleciéndose de su belleza, sus joyas y su preciosa ropa que la convertían en la reina de los encuentros sociales. Sin embargo, también tuvo que lidiar con su carácter fuerte y decidido, que a menudo la conducía a sufrir por la ira. Fue durante esta época cuando Pauline experimentó un período de sufrimiento doloroso como resultado de un grave accidente en casa: una caída desastrosa desde un taburete. Sufrió algunas heridas, pero sobre todo las lesiones de ese accidente, la llevaron a una larga y dolorosa depresión. Los médicos no veían ninguna mejora a pesar del tratamiento. Además, durante el transcurso de la enfermedad, murió uno de sus amados hermanos y su madre. Precisamente en este período de sufrimiento, Pauline, a través de su participación en el misterio pascual de Cristo, comenzó a sentir una profunda cercanía con Dios.

A los 17 años, un sermón de su párroco la conmovió y Pauline comprendió la grandeza del amor de Dios y lo efímero de su existencia. Experimentó la nulidad de sus aspiraciones: ¡una vanidad desilusionante e infinita que abandonó de una vez por todas!

En la Nochebuena de 1816 Pauline hizo voto de castidad y descubrió que la motivación de su vida estaba en la devoción a las Santísima Eucaristía y en la reparación de las ofensas contra el Sagrado Corazón de Jesús, insultado también por los excesos de la pasada Revolución. A su alrededor se reunieron las muchachas trabajadoras de las fábricas de su padre en una Asociación Espiritual llamada sencillamente «Reparadoras».

En 1818, siguiendo la línea sugerida por un folleto del MEP (Missions Etrangères de Paris), este grupo también asumió la dimensión de la oración y animación misionera, con la oferta semanal opcional de un centavo «para cooperar en la expansión del Evangelio». Para Pauline esto representó la orientación de todo su ser hacia la Misión. Estimulada por el ejemplo de su otro hermano Philéas, decidido a convertirse en misionero, ella combinó a la perfección el impulso espiritual con la concreción de la acción.

En su mente se delineó la forma más sencilla y eficaz de orar y ayudar a los Misioneros: los que rezan juntos por las Misiones, juntos también las ayudan. Así nació una acción en grupo con 10 personas, cada una de las cuales se comprometía a encontrar otras diez personas que rezasen y donasen un centavo semanalmente para las Misiones.

La idea encendió muchos corazones y el proyecto se propagó como la pólvora: el 20 de octubre de 1820 ya había más de 500 miembros en lo que se llamaría la Asociación de Propagación de la Fe que fue fundada oficialmente el 3 de mayo de 1822.

En 1826 la Obra se expandió en Europa, comenzando sus Annales que informaban de las cartas de los misioneros y mantenían una estrecha relación con la Congregación de Propaganda Fide.

Al amanecer del 9 de enero de 1862 Pauline Marie Jaricot falleció.